Querido
charlie:
Dos amigos
de juventud se encuentran en Barajas…
—
¡Qué alegría, Pepe! ¿Dónde vas?
—
Abandono España, me largo… -responde Pepe con cara de contrariedad profunda.
—
¡Coño! ¿Y eso?
—
No puedo más… ¿Te acuerdas que en los años de la Facultad, a finales de los 60,
a los maricones les pegaban en la Facultad, los detenía la social…? ¡Aquello
era una putada…! ¿Y que a finales de los setenta ya se toleraban, no se les
insultaba…? No estaba aceptado, pero… al paso que vamos, ¡y esto no me coge
aquí!, ¡¡es lo que van a poner obligatorio!!
Charlie,
yo me voy con Pepe. Me consta que los mojigatos de lo políticamente correcto,
los pacatos de nuevo cuño, dirán que mi chiste es impresentable. Muy bien: si
me van a apuntar prefiero que lo hagan en la lista de Cervantes, Quevedo, Cela,
etc. Porque ya me cogió la mili obligatoria quince meses. Me han cogido todos
los cambios legales de la educación desde la Ley de Villar Palasí en el 70…
hasta la LOMCE y lo dicho: esta riada no coge a este tío, me largo.
Además
del lobby, o lo que sea, de los homosexuales, tampoco soporto ya el hembrismo
avasallador que me tropiezo a cada paso, a diario, continuamente en España. Mire
por donde se mire campa a sus anchas la grosería intelectual, la impertinencia
lógica: la ordinaria necedad de esta tropilla es abrumadora. La actitud del
hembrismo es de un hediondo egoísmo, que nace de una postura hostil contra el
varón, mezclada con una ideología muy concreta: caduca e igualmente pestilente
y tóxica. ¿Acaso todos los hombres somos unos asesinos potenciales de mujeres?
¡¡Pues para ellos lo parecemos!! Nosotros, nuestros hermanos, hijos, padres,
amigos, vecinos… ¡Todos, por la condición de varones, somos potencialmente unos
homófobos, maltratadores, torturadores, violadores, asesinos…!
Ojo:
todo asesinato es brutal y despreciable sin discusión. Toda muerte violenta por
accidente de automóvil, de trabajo, un crimen… es una pérdida humana
irreparable… Pero…, ¿sabes cuántos muertos hubo por accidentes automovilísticos
en España en 2017? 1.160 personas… Insisto: solo una muerte es
una desgracia absolutamente irreparable y lamentabilísima…, pero déjeme que te
diga, charlie, que te informe, permíteme, por favor: ¿sabes cuántos muertos por
suicidio hubo en 2015 en España? Oficialmente se registraron 3.602 muertes por suicidio, 2.680 hombres y 922 mujeres, último año con
datos del INE: escribo “oficialmente”. El año que más mujeres fueron
asesinadas, por desgracia, en España por “violencia machista” fue el año 2008…
¡76 mujeres! El grado de evidencia de estos datos hablan
de la descompensación con que se tratan unas realidades y otras y, tras todas
ellas, una a una, hay personas. ¿A qué viene este revuelo y este griterío y esa
chochera de “nos están matando”, como algunas necias gritan? ¿Qué hay tras este
diluvio de dinero público para publicidad, artículos, publicaciones,
asociaciones… hembristas? ¿Por qué no se para de hablar de este fementido feminista
en las escuelas, con clara orientación ideológica y no se dice nada
-¡absolutamente nada!- del suicidio, por ejemplo?
¿Han
pensado en el sufrimiento de esas 3.602 personas que se suicidaron hasta llegar
a la conclusión de que su vida no merecía la pena? Tres mil… seiscientas… dos
personas… que no son la gente, ni ciudadanos, ni administrados, ni
contribuyentes…, sino hijos, amigos, primos, vecinos…, posiblemente padres
y hermanos, ¡¡personas!! que, abrumados por lo que quiera que sea, se quitaron
la vida…
¡Qué
me dices, charlie! ¿Estás seguro de que Irene Montero merece que le dediquemos
tres renglones por decir una imbecilidad propia, en su caso, de su condición de
tal y de su ignorancia supina? ¿Una pobre muchacha que tiene menos papeles que
una liebre? No, señor, estas realidades vienen impuestas desde el hembrismo y,
efectivamente, desde sus altoparlantes, sus compinches, sus cómplices, sus
voceros, sus camaradas, sus palmeros, sus coros… y sus portavoces… ¡y mis
declaraciones de la renta!
Coger
el rábano por las hojas no es coger el rábano… A los maricones no se les
encarcela ni se les fusila…, pero tampoco ellos deben imponernos a los demás
pasar por su aro. Ni a las mujeres, ni a los niños, ni a los hombres… se les
mata… “No matarás”, decía un mandamiento… Eso es: no matarás, pero tampoco me
impondrá que aborte, ni me obligará a tener o no un empleo concreto y cómo
vestir y qué horarios tener, ni cómo he de morir ni cuándo…
Que
la hipérbole es un tropo y la mentira una tropelía: principio del mal… Miente,
calumnia, murmura, “habla aunque no sepas”, difama, confunde, enreda…
Sin
embargo, la realidad, tozuda, como la burra, una vez tras otra, vuelve al
trigo, vuelve a buscar su thelos. La
realidad, como el barranco reconducido, como el río desviado por la mano bastarda
e interesada del hombre, explora una y otra vez hasta dar con el antiguo cauce…
y de este hallazgo nace la riada extemporánea que asombra y mata a muchos, y
que a los viejos y sabios les pinta una displicente sonrisa en la cara.
¿Sabes,
charlie, que mueren en Europa 400.000 personas por la contaminación?...
¡Qué cosas, charlie!
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