21 de diciembre de 2016

Este blog de libros... Muchas gracias.


    Es el mío un blog de andar por casa. Un blog de amigos para amigos en zapatillas. Un blog que de nada alardea porque de nada puede hacerlo. Un pobre blog sobre pobres libros… Un poquito encerrado sobre sí porque, en realidad, voy comentando los que me da tiempo a leer: muchísimos menos de los que desearía. Es cierto que me gustaría comentar también los magníficos anuncios de colonias para los regalos navideños, esos anuncios que pretenden transmitir al telespectador por medio de una sensación visual una percepción olfativa y en los que terminan sacando una percha, femenina o masculina, es posiciones tan inverosímiles como absurdas y en unos espacios ridículos, con unos frasquitos de una cursilería vomitiva, etcétera: ¡como para no comprarlos en la vida, vamos!
      Pero a lo que iba que no me pierdo. Llegó a tener este blog hasta 3600 visitas mensuales. Me decían que estas cifras había que entenderlas con reparos, pero no sé con qué reparos no lo entiendo de ningún modo. Esta semana, cuando he publicado sobre Dios no come caracoles, miro y ha habido una subida de visitas que me he asustado hasta yo… ¿Qué por qué? Pues muy fácil, por el ímpetu y el empuje, el poderío, que puede tener la red para hacer el bien o el mal… ¡increíble! Te coge el tren de la red para mal y te deja… laminado. Que le pregunten al tal caranchoa.
       Ya comprendo que quienes echan un vistazo a un blog (sobre esto sí leí un libro y los datos de sus investigaciones pertinentes) solo hacen eso: echar un vistazo, echar un ojo, que no es mirar, ni contemplar (que mi blog  nada tiene que mirar) ¡y por supuesto no es normal que lo lean!, pienso yo. Me digo que si cada uno que mira el blog, que echa una lecturilla por encima, y le gustase, y lo diera a conocer… tendría un efecto de crecimiento exponencial. ¿Temible? No sé. Insisto, mi blog tiene una vida un tanto caprichosa y agreste, rebelde. En él no se comentan libros de actualidad ni best sellers ni autores de moda…, esos hay que buscarlos en otros espacios.

       Les agradezco muy de veras que les agrade, pues para servir nace… Ofrece cuanto tiene a quien quiera y, al que va de paso, lo saluda sin acritud ni enfado con un “Dios guarde” y que cada caminante siga su camino. Muchas gracias.

3 comentarios:

  1. Creo al igual que usted mi querido antiguo profesor que esos anuncios de los que habla no tiene más que el poder comercial el cual a mí no me llega porque como bien dice es inverosímil lo que una persona puede gastarse en una ridícula fragancia. Por otro lado las tecnologías pueden tener sus cosas buenas y malas en mi caso es de gran agrado haberle encontrado. Un abrazo. Soy Gloria su ex alumna

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  2. Muchísimas gracias a ti, Gloria... Te deseo un feliz 17 con las salvedades que hice ayer en la entrada de fin de año... Con vivo afecto y no dejes de pasarte por aquí...

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