11 de abril de 2016

Gallud Jardiel, Enrique: Enrique Jardiel Poncela: la ajetreada vida de un maestro del humor (I de II)


De la biografía de Jardiel tenía vaga noticia. Conozco ahora con más detalle su vida por esta obra escrita por su nieto. Siempre me cayó bien Jardiel: me transmitía la sensación irracional e inexplicable de una persona débil e íntimamente frágil, más de lo común quiero decir; una persona necesitada de ser comprendida, reconocida. Otro tanto me sucede con Ramón y con Unamuno… ¡a ver cómo se sacude uno esas certezas íntimas si ignora su origen!
      La vida de Jardiel tiene algo de la inverosimilitud que transmiten sus obras o, al menos eso creo, por lo que puedo leer en esta biografía, que me da la sensación de que ha escrito Enrique Gallud Jardiel a partir de unas notas. Esto transmite la impresión al lector de que hay una cierta falta de continuidad en lo que nos cuenta. Siendo muy valiosos los datos que da de la vida de su abuelo, y que parten de comentarios y de la historiografía oral familiar, sin ser este escrito una hagiografía, sí que se echan de menos algunas claves que me hubiera gustado conocer. Esas claves creo que se escapan entre las fichas ordenadas por epígrafes con que se ha escrito esta obra.
         Fue Jardiel hijo de periodista y de una catedrática de Dibujo y Pintura en la Escuela Normal, reconocida pintora, que lo dejó huérfano pronto, no sin antes instruirlo en cierto buen gusto artístico, en el empeño por lo sudado con el propio trabajo y lo bien hecho. Alumno de la Institución Libre de Enseñanza, de la Sociedad Francesa, de los Escolapios y del Instituto de San Isidro donde conoció a López Rubio… Pésimo matemático y excelente lector, siempre admiró más a Quevedo que el Quijote de Cervantes. Estudiante, lo que se dice estudiante… no lo fue bueno pues nunca, parece, fue de su gusto lo que en general halló en las aulas (esa enfermedad es frecuente y muestra su espíritu delicado y buen gusto).
Bajito toda su vida, inteligente, simpático, trabajador, ocurrente… Jardiel se coló por el periodismo, como tantos, camino de una prosa con más fuelle y así nació su primera novela: Amor se escribe sin h, no sin antes haber tanteado ya el teatro con su amigo y vecino de barrio, autor junto con él de muchas obras teatrales, Serafín Adame Martínez.
No ha sido justamente valorado ni Jardiel ni su obra. Ciertamente sus creaciones, alejadas del absurdo, no exactamente absurdas, pero tintadas de la inverosimilitud no nacieron de la nada, sino que manan de la fuente de Ramón: muy admirado por Jardiel Poncela, con quien tuvo excelente amistad y a quien echó de menos en los momentos de dificultad económica y de salud. Pretende Jardiel con sus obras dar cuerpo a los principios estéticos de Ortega y así crear unas obras joviales, cargadas de humor aparentemente frívolo, alejado de las pesadumbres y del humor, que algunos calificaron de tremendista, y con muy poquito que ver con la experimentación de otros alejada del gusto del público.
Si su origen arranca de Ramón, recibirá el reconocimiento de Benavente, “una gran dama, cosmopolita y refinada que habla varios idiomas” y el gran dominador indiscutible de la escena de la época con su teatro “bien hecho”. Hallo aquí el nombre de un autor con una obra muy reconocida por el propio Jardiel de quien nunca oí hablar ni recuerdo haber leído nada sobre él nunca: Enrique García Álvarez, quien según Jardiel fue el verdadero creador del “astracán” (que siempre leí atribuido a Muñoz Seca y allá se las averigüen entre ellos); de García Álvarez afirmó que había sido asimismo el creador de un “teatro cómico violento, grotesco, fantástico, maravillosamente disparatado, sin antecedentes dentro ni fuera de nuestro país” y al que, entiendo que él siguió en alguna medida. Se llevó bien con José López Rubio, con quien anduvo por los Estados Unidos, y Gregorio Martínez Sierra, a quien solicitó opinión en algún caso con alguna de sus creaciones.  En la revista Gutiérrez, antecedente de La Codorniz, y a la que daría continuidad Fernando Perdiguero (Menda), conoció a K-Hito (Ricardo García), Antoniorrobles, Edgar Neville, Miguel Mihura, quien lo seguiría en su estilo de humor y al jaenero Tono (Antonio Lara de Gavilán).

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