Ángel Barrios |
Inicio dubitativo el comentario de esta obra de Miguel d’Ors
porque se me antoja complejo en su sencillez (aporía frecuente en la existencia).
El resumen de la misma, que tiene dos partes, es simple: el libro es una
investigación ejemplar por sus detalles, por el esfuerzo puesto, por la
extensión de las búsquedas efectuadas, por el afán y el empeño que el autor ha realizado
y todo ello para historiar una relación de amistad entre dos personas con un
motivo de por medio. Si esta es la primera parte de la obra, la segunda es el
libreto de la zarzuela de la obra La Lola
se va a los puertos. Las dos personas de quienes nos habla d’Ors, como
indica el título del libro, son Manuel Machado, poeta y dramaturgo sevillano, y
Ángel Barrios, músico granadino. El motivo de la amistad de ambos es la
relación que se establece con motivo de un trabajo común del poeta y su hermano,
Antonio, con el músico para adaptar la obra de los dramaturgos, que tuvo
bastante éxito en el teatro, y a la que Barrios iba a convertir, poniéndole
música, en una zarzuela.
Con este motivo y de esta relación nacerá una amistad que
d’Ors rastrea en las cartas que se envían entre ellos, en las conversaciones de
las que dejan escrito algo y que mantienen en Granada y Madrid, cuando se
pueden ver. Acude el investigador infatigable a los familiares, a los archivos,
indaga en los documentos, cruza los datos de sus investigaciones, realiza
hipótesis y confiesa cuando no puede alcanzar certeza alguna que hasta ahí
llegó el hilo de la cometa. Se me antoja que este modo de quehacer intelectual
que quien suscribe ya conocía en este excelente y singular profesor -hoy ya por
desgracia para quienes fueron sus alumnos y, a lo mejor, por suerte para él,
fuera de la Universidad y en su tierra- es literalmente modélico. Ya se comentó
en este mismo blog más de un ensayo suyo que alcanza el mismo nivel de indiscutible
calidad que muestra el autor en esta.
La obra teatral de La Lola se estrenó en el Teatro
Pontalba, de Madrid, el 8 de noviembre de 1929. Ya olvidé quién me enseñó que, si
Lorca tuvo suerte con la magnífica Margarita Xirgu que representó algunas de
sus obras, no menos afortunados fueron los Machado al ser intérprete de algunas
de las suyas la excelente actriz Lola Membrives, que encarnó a Lola.
Los Machado estaban convencidos de que
si Barrios ponía música a su obra teatral, convirtiéndola en zarzuela, sería un
éxito seguro y sonado. El hecho es que por diversos motivos la concreción del
trabajo se fue dilatando. Parece que a Luis Calvo, el empresario teatral (tío
del actor Ricardo Calvo, muy amigo de los Machado, en particular de Manuel),
que acogió con calor la idea no le resultaba fácil el montaje de la obra por pasar
mucho tiempo en Barcelona. También entorpeció no poco, por lo que comenta
d’Ors, que Barrios no fuera un dechado de diligencia… El hecho es que entre
unas dudas y otras, entre intentos y amagos, sobrevino la guerra y fue más
fácil hacer una película que estrenar la zarzuela. La película dirigida por
Juan Orduña y protagoniza por Juanita Reina se estrenó en el 47, año en el que
murió Manuel Machado el 19 de febrero, cuando empezaba el rodaje. Años después
se hizo una nueva versión de esta, dirigida por Josefina Molina y protagonizada
por Rocío Jurado.
La obra, que obtuvo el Premio Nacional
de Teatro Lírico en 1950, se estrenó como zarzuela con la música del maestro
Barrios, por fin, en el 51 en el teatro Albéniz de Madrid, que no en 1950 como
he leído en alguna ocasión.
El estudio de esta relación, aventuro, es un escolio al
inmenso trabajo que d’Ors realizó sobre Manuel Machado y de quien es uno de sus
máximos conocedores. Sin duda, la obra que ahora termino de comentar en esta
entrada, tiene un público lector muy concreto. A mí, de momento, me ha dado
noticias de una persona de quien nunca antes, hasta d’Ors, había oído hablar ni
leído de ella, Ángel Barrios.
* * *
Quiero dejar también constancia de mi agradecimiento sincero
a la señorita doña Olivia Munuera quien, en su empleo y función de
bibliotecaria de su casa, me dejó esta obra junto con otras del profesor d’Ors
y que voy comentando cuando y como puedo, alargando más de lo que debiera el
préstamo y quizá abusando de su buena fe y paciencia. Muchas gracias.